El
Easter Island Statue Project (EISP) es un programa privado de investigación
creado por Jo Anne Van Tilburg junto con Cristián Arévalo Pakarati que
investiga a fondo las célebres cabezas de la Isla de Pascua. Recientes
excavaciones han desvelado el gran porcentaje de estas cabezas que está
totalmente cubierto por la tierra, contribuyendo así a acrecentar la creencia
de que, desde el punto de vista geológico, algo muy relevante ocurrió en la
misteriosa isla en algún momento de la historia.
La
Isla se encuentra a 109 grados 25 minutos 54 segundos de longitud Oeste y a 27
grados 8 minutos de latitud sur. Fue bautizada en el año 1722 por el Holandés
Roggeween, concretamente el día 6 de Abril, festividad de la Pascua de
Resurrección.
Los
aborígenes la llaman "Te-pito-o-te-henua", es decir, "el ombligo
del mundo", aunque parezca un nombre pretencioso, no lo es, ya que se
encuentra a más de 3.500 kilómetros de la costa americana y a más de 2.000 de
la isla Picairn. Por lo tanto, sus habitantes sólo veían mar a su alrededor,
creyendo ser el centro del mundo conocido.
Un
moái (del rapanui moai, “escultura”) es una estatua de piedra monolítica que
sólo se encuentra en la Isla de Pascua o Rapa Nui, perteneciente a la V Región
de Valparaíso, Chile.
El significado de los moáis es aún incierto, y hay varias teorías en torno a estas estatuas. La más común de ellas es que las estatuas fueron talladas por los habitantes polinesios de las islas, entre los siglos XII y XVII, como representaciones de antepasados difuntos, de manera que proyectaran su mana (poder sobrenatural) sobre sus descendientes.
Debían
situarse sobre los ahus (plataformas ceremoniales) con sus rostros hacia el
interior de la isla y tras encajarles unos ojos de coral o roca volcánica roja
se convertían en el aringa ora (rostro vivo) de un ancestro.
Son
la imagen y el misterio de la Isla de Pascua. Pero no las únicas, también
podemos encontrar numerosos petroglifos, algunos de ellos verdaderamente
extraños, restos arqueológicos de sus antiguos visitantes y las famosas
tablillas Rongo-Rongo.
Los
más de mil moais de la isla tienen unas características comunes, tienen aspecto
humanoide, con el cráneo aplanado por la parte de arriba, la nariz larga y
respingona, los labios finos y proyectados hacia adelante, una mandíbula
exagerada, un cuello grueso y corto, orejas largas y ausencia de cráneo. El
resto del cuerpo es de proporciones muy pequeñas respecto a la cabeza,
rechoncho, de vientre abultado y con las manos de largos dedos que parecen
sostener el peso del abdomen. No existen piernas en ninguno de ellos.
En
la parte trasera muchos de estos moais tienen unos grabados en la espalda,
podría ser una especie de ceñidor, aunque algunos han querido ver la cruz
egipcia en estos dibujos. Además, cada moai estaba rematado por una especie de
gorro justo encima de la cabeza, algunos de ellos en la actualidad aún lo
tienen, es el denominado pukao, que podría ser un típico peinado papúa, todavía
utilizado en Melanesia.
Una muestra comparativa de dimensiones
Se
piensa que los Moais de la isla de Páscua miraban a Las Pleyades y a Orión.
A
los enigmas ya conocidos de la isla de Pascua hay que añadir las novedosas
propuestas arqueo-astronómicas planteadas por el astrónomo español Juan Antonio Belmonte y el antropólogo chileno Edmundo Edwards.
Su tesis es que los gigantes de Te-Pito-O-Te-Henua (El ombligo del mundo)
miraban a las Pléyades, al cinturón de Orión y a la Luna.
El
grupo de estrellas de las Pléyades parece haber sido crucial…
La
primera y última visión de las Pléyades o Matariki al atardecer marcaba el
mejor período, la época de esplendor, la estación más próspera del año,
conocida como Hora Nui, en la que se podía pescar libremente. Era el tiempo de
la cosecha y los rituales en los ahus, un período durante el cual la guerra
estaba prohibida. Por el contrario, la época en la que estas estrellas no eran
visibles en el cielo pascuence se correspondía con el período hitu, la estación
negra. Esto demostraría la singular relación que guardaba este grupo de
estrellas con el calendario pascuence. Y explicaría por qué los siete moais de
Ahu Akivi son los únicos de la isla que miran hacia el mar y están orientados a
la puesta de la constelación de Tautoru, marcando el principio del año rapanui.
Al
parecer habría mensajes o respuestas escondidas para nosotros en Las
Pléyades.
Las Tablillas Rongo-Rongo
Como ya hemos mencionado anteriormente, los nativos de Pascua han tenido
supuestamente contacto con diferentes civilizaciones, la egipcia, la maya y una
tercera, más enigmática aún, para conocerla tenemos que viajar hasta Chile, en
el museo nacional nos encontramos con unas tablillas escritas en un idioma
extraño, son las tablillas Rongo-Rongo.
Son
tablillas rectangulares de madera de toromiro, es una madera blanda al ser
cortada y que endurece de forma rápida, ideal para escribir en ella ya que es
una madera muy resistente. Dicha escritura a día de hoy aún no ha sido
descifrada, no tenemos ni la más remota idea de lo que en ella escribieron los
antiguos Pascuenses. Sin duda encontrar en una isla perdida en el pacífico una
escritura avanzada como esta es incongruente, ya que para que un tipo de
escritura llegue a convertirse en algo real como la Rongo-Rongo hacen cientos o
miles de años de avances y también influencias de culturas diferentes, algo
imposible en Pascua.
Por
lo tanto, debemos buscar su origen fuera de Pascua, pero curiosamente la única
escritura parecida a la de las tablillas Rongo-Rongo es la del valle del Indo,
en la actual Pakistán. Una civilización milenaria, única y sorprendente,
alejada miles de kilómetros y miles de años de la isla de Pascua.
Sólo
caben dos teorías ante este enigma, o la cultura del valle del Indo tuvo
contacto en algún momento con la isla y por lo tanto los pobladores de la misma
son mucho más antiguos de lo que creíamos - falta saber con qué medios llegaron
a este contacto - o existió una cultura madre promigénea de la que bebieron
numerosas culturas, entre ellas las de la isla de Pascua y la del Valle del Indo
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